miércoles, 27 de marzo de 2013

¿Por qué mueren los vampiros?


Las hipótesis sobre el remedio para acabar con vampiros son diversas. La más mencionada es la estaca en el corazón y la decapitación. Pero qué es lo que motiva esta creencia en el fondo mismo del mito.
Veamos, el vampiro substrae sangre —savia de la vida—, incluso el alma. Por oposición, la estaca mortal contra este demonio ha de ser de madera. Madera que bien podría simbolizar uno de los árboles emblemáticos del Edén; no el de la vida eterna, pues su función es otra, sino el del bien y del mal. Para Eva y Adán y su progenie dicho árbol nos significó la muerte segura —tarde o temprano todos hemos de morir, pese a que nos angustiemos como Gilgamesh—; nuestras vidas terminarán en algún momento, es inevitable. Y esa muerte puede alcanzar a los vampiros, ni ellos son invulnerables al fruto de la sabiduría.
Más interesante aún es que esto nos lleva a la reflexión sobre los árboles: ¿así como la diversidad humana de nuestros tiempos se explica en aquella pareja simbólica, Adán y Eva, de modo similar todo árbol descenderá de aquel árbol del bien y del mal, y de ahí que su utilidad para nuestra especie sea indiscutible? Es decir, un árbol ostentaba el fruto tentador que nos legó la muerte, y sus descendientes nos han acompañado con fresca sombra, alimento e insumos para darnos techo, muebles y utensilios. Sin embargo, no todos los árboles son frutales, ¿de modo que podríamos decir que los árboles eficaces para elaborar estacas mortíferas serían provenientes de árboles que den fruto comestible para la humanidad? Eso parece.
El golpe en el corazón, a reserva de añadir más tarde algunas ideas, es evidente: maquinalmente bombea la savia de la vida, en él se manifiestan íntimamente las emociones a partir de sus latidos, esos latidos son garantía de vida en el cuerpo y su curiosa disposición ligeramente a la izquierda en el pecho nos hace pensar en un misterio más profundo, social, político y personal. El lado izquierdo en el cerebro es calculador, el corazón a la izquierda quizá compensa con su lenguaje la llaga del dolor o el relámpago de la alegría: piensa, pero también siente: no olvides que tu humanidad te limita.
Así, clavar una estaca en el corazón del vampiro es una metáfora. El bien y el mal tiene en la madera su símbolo, destrozar este órgano con la sabiduría, arrasa a todo cuanto tiene vida, como también la hace florecer.
Cabe preguntarnos: ¿serviría el arma de metal? Todo indica que sí. ¿Por qué? La materia habrá evolucionado en manos del espíritu humano, hoy la substituye el símbolo de la tierra: si somos hechos a partir de carbono (como todas las formas orgánicas), también de los componentes del lodo primigenio que nos da forma y vida: hierro (importante componente en la sangre), calcio, fósforo, etcétera.
Pero la decapitación es más tajante, para ello ha de usarse metal o luz. Metal, por ser fruto de la tierra que nos da origen simbólico, un origen inmarcesible, como el alma misma, y luz (lásser, por ejemplo, un fuego manipulado por la actual tecnología) por resultarles intolerable a estos demonios. A la luz, la pareja primigenia que desobedeció, se ocultaba ante el Creador; no deseaban ser vistos, por su vergüenza, vergüenza que quizá simboliza ese mismo terror y hasta peligro en vampiros. Su pecado de desobediencia pues, es reconcentrado al punto de que la luz los aniquila en ciertos mitos. El fuego y su modalidad moderna del haz lásser, serían otros modos fatales contra el desobediente. Curioso hecho, el fuego es como el bien y el mal, incluso simboliza el saber; «tener luces» significa ser ilustrado, conocedor, demonio («el que sabe»). De modo que el vampiro es un símbolo de nuestro lado perverso si lo dejamos expandirse en nuestros vicios, y de eso se nutrirían los demonios en caso de posesión.
Cortar la cabeza es no sólo mutilar el órgano rector de las funciones vitales en un cuerpo, es además destrozar el espacio donde se reciben y procesan esas luces, que puede alzarse sobre su mezquina materialidad en el pensamiento, para iluminarse desde el mal.
Ahora bien, el mal nada promete pese a sus mentiras; aspira a destruirlo todo. Porque sí. Por una simple razón: soberbia; su paradójico símbolo, el más profundo, es la frivolidad, un egoísmo lamentable y burdo. Lo que sabe, cree que lo es todo; y es muy cierto, sabe, pero no cree en la cocina, no cree en el procesado mediante el fuego ni en los sabores, no cree en la vida; desestima los frutos del árbol para perpetuar esa vida. Opta por el parasitismo, su condena es la negra noche, a la que condena a la creación misma.
El mal es un saber que renuncia a la luz a sabiendas, y en esa renuncia pierde la cabeza.
©Sergio-Jesús Rodríguez


lunes, 25 de marzo de 2013

Cazavampiros «Unión van Helsing»

Así como se habla de vampiros, también hay cazavampiros. En la novela Expediente Is34:14 aparece cierta «Unión van Helsing», cuyo cometido sería combatir hematófagos. Su emblema podría ser éste...



Tras los ataques de vampiros en Expediente Is34:14, en diversos muros se pudo ver el emblema de la «Unión van Helsing», cazadores de vampiros, a lo largo de la ciudad, sobre todo en muros de los cementerios.



domingo, 17 de marzo de 2013

El «34:14 alfa» ataca en el norte de Guadalajara

El hematófago o «34:14 alfa» efectúa en la novela diversos ataques por la zona metropolitana de Guadalajara. En el norte de la ciudad pulula por Preparatoria 14, de la Universidad de Guadalajara, incluso acomete a estudiantes. Se esconde en la barranca, llega a posarse sobre el edificio de Arquitectura, del CUAAD, y luego sobre la montaña rusa, previo al ataque en el parque anexo al zoológico.

Aquí dejo fotografías de los escenarios de batalla, donde además es mordido un humano para ser transformado, ¿qué opinas?



Facultad de Arquitectura, CUAAD, UdeG.


«34:14 alfa» sobre la punta de montaña rusa, zoológico.


El hematófago se vale de las penumbras para atacar a dos desprevenidos...


Punto de ataque junto al árbol, presuntamente partido por la mitad por un rayo, en el parque anexo al zoológico.

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Portada de «Expediente Is34:14»


Portada de mi novela Expediente Is34:14, cuyo título, para quienes no estén familiarizados con el tema vampírico, explico a grandes rasgos. La abreviatura «Is» corresponde al libro Isaías en el Antiguo testamento de la Biblia, en cuyo polémico capítulo 34, versículo 14 se lee:

«[...] los chacales se encontrarán con la hiena, los sátiros se llamarán unos a otros. Lilith morará ahí tranquila y encontrará su lugar de reposo.»

No siempre se traduce «lilith», traductores ponen «lamia», «monstruo nocturno» y hasta «búho». De Lilith se han escrito y dicho los más variados comentarios, prejuicios y leyendas. Aparece este personaje, Lilith, también en el Zohar, o Libro del Resplandor, como la primera mujer rebelde a someterse a Adán, sobre todo al cohabitar en el lecho como pareja sexual, pues ella prefiere estar encima de Adán. No se cumple su demanda, entonces se autoexilia del Edén y se supone en un mito que habría ido a ocultarse a orillas del mar Rojo, donde al tiempo habría de cohabitar con demonios y de ahí se fundaría la especie de los vampiros.
Hoy día, entre paganos, Lilith incluso es reverenciada como una diosa madre, mientras que entre judíos es una demonio que ataca a bebés y hombres desprevenidos; incluso el semen que se derrama fuera de una vagina (por coitos interruptus o masturbación) es el mismo que esta criatura aprovecha para engendrar a su ya inmensa prole.
Por supuesto, es extraña y cuestionable desde muchos puntos de vista, como toda leyenda, pero da pauta para obras de imaginación, como mi novela.


viernes, 15 de marzo de 2013

A partir del 19 de abril, pídelo...

Disponible a partir del 19 de marzo, si te interesa, pídelo...


(Escena en el panteón de Belén)

[...] Las detonaciones alertaron a Argos, que se hallaba dentro, bajo la penumbra del árbol del vampiro, al lado de Buitre y el agente Paolo; enseguida pudo advertir a la luz de la luna que un tupido número de sombras se descolgaba del techo de la galería y corrían hacia ellos. Con sangre fría, sacó su arma de cargo y quitó el seguro.
   —¡Les habla la policía! —gritó—. ¡Vuelvan a casa! El enemigo es común, ustedes no son vampiros; déjense de idioteces y unamos fuerzas antes de que sea demasiado tarde.
   Como no hubiese respuesta, tras una pausa prendió su lámpara e iluminó a los invasores, todos vestidos de negro y todos con largos y afilados colmillos.
   —¡Dios todo poderoso! —exclamó Buitre, horrorizado.

Expediente Is34:14, ©Sergio-Jesús Rodríguez


Características:
200 páginas,
Ediciones Euterpe,
21 x 13 centímetros,
portada en color,
ISBN: 978-607-8204-12-0-7
sergio_jesus33@hotmail.com